Hace más o menos un año puse esta foto en mi estado y en Facebook. Recuerdo perfectamente que la compartí porque lo sentía y porque sabía que formaba parte de mi desarrollo personal y de sanar mi feminidad: Mostrar mi cuerpo sin avergonzarme y sentirme sexy.
Mostrar mi cuerpo, mi feminidad y mi sensualidad tal y como yo lo siento, con libertad.
No pasaron dos horas cuando ya recibí las primeras críticas que me avisaban de que había tocado grandes heridas. Las críticas o el juicio no son más que proyecciones de nuestras heridas y nuestras inseguridades en los demás, en los demás es más fácil ver las cosas que reconocerlas en uno mism@.
El día que entiendes que nada de lo que ocurre o de lo que las personas hacen es para hacerte mal a ti, si no que es de esas personas, es su historia proyectada en ti, todo en tu vida cambia. Ya sólo es tuyo lo que tu opinas y haces, lo que los otros opinan de ti les pertenece sólo a ellos mism@s.
Las críticas llegaron de mujeres y de hombres, porque cuando una mujer se muestra tal y como es, y siente su sexualidad de manera plena esto se puede malinterpretar y cuestionar. También ocurre en los hombres, cuando muestran su sensibilidad.
No me tome mal estas críticas si no que, ese día, entendí lo importante que es y será seguir mostrando la sexualidad de una manera ampliada, consciente y sagrada y seguir trabajando para que las mujeres y los hombres nos liberemos y disfrutemos de la sexualidad como un acto de amor sagrado, un intercambio de energía de expansión.
La masturbación, las autocaricias y el hacernos el amor a nosotr@s mism@s es fundamental. Nadie va a darte el placer que tu no quieras/sepas darte a ti mism@.
Tanto para las mujeres como para los hombres, el auto explorarse es básico y precioso, es un acto de AUTO-AMOR.
La vergüenza nos avisa de que justo ahí es donde tenemos un bloqueo y eso que más vergüenza nos da es lo que más tenemos que explorar.
Y qué decir de todas esas creencias limitantes que tenemos con la sexualidad: “no merezco disfrutar”; “el hombre es quien disfruta del sexo”; “yo no puedo tener orgasmos vaginales”; “Disfrutar tanto es malo”… Y un sin fin de historias que nos contamos para no disfrutar del sexo al 100%.
Reeducarnos en nuestra sexualidad y conectarnos al placer y la alegría de recibir amor, es fundamental para tener una sexualidad plena.
Entender que el placer lo sentimos nosotr@s en nuestro cuerpo y que sólo nosotr@s podemos abrirnos a recibirlo es fundamental para hacernos el amor cada día y hacer el amor con nuestra pareja.
En el cuerpo se queda reflejado todo lo que nos ocurre, por eso es tan importante desbloquear los bloqueos sexuales que pueden estar localizados en la pelvis, la vagina, el cuello del útero…
Antes no sentía ni un 15% de lo que siento ahora en mis relaciones sexuales y eso sólo tiene una causa: YO.
Me centré en sentirme, me despojé de lo que está bien y mal y me focalicé en el momento presente, en compartir y en sentirme y sentir a mi compañero. Exploré, me divertí probando, hablé de lo que me gusta y de lo que no me gusta y, en definitiva, me sane y me sigo sanando cada día.
Siempre podemos avanzar en esto de sentir plenamente nuestra sexualidad.
Por todo ello, creé el programa “LA DIOSA QUE HAY EN TI” para acompañar a personas a reencontrarse con su sexualidad y a disfrutar de ella plenamente.
¡¡¡¡Te espero bella mujer!!!!!